En relojería, la lectura del tiempo se puede realizar en forma analógica o digital. En la primera, las manecillas u otros dispositivos relacionan el tiempo transcurrido con un espacio delimitado y esa relación espacio-tiempo es intuitiva; se sabe la cantidad de tiempo que pasó, el tiempo que es y el tiempo que falta. En la segunda, las indicaciones de tiempo u otras se realizan a través de dígitos (números) u otros símbolos, que aparecen en ventanas, donde es menos natural la relación espacio-tiempo y más difícil relacionar el tiempo que pasó o el tiempo que falta, pero hay una lectura directa y concisa sobre el tiempo que es en ese instante.