RELOJ DE ALARMA

En relojería gruesa, los relojes de alarma aparecieron en el siglo XIV y, además de dar las horas, señalaban en forma sonora, mediante campanadas, ocasiones preprogramadas. Los primeros relojes de sala, así como los de bolsillo, también podían tener la función de alarma. En relojes de pulsera, la función de alarma será de las pocas suplementarias que aún hoy conservan una verdadera utilidad práctica. Algunos relojes de pulsera tienen función de alarma por conteo decreciente, y se utilizan en regatas de vela, para conocer el tiempo que queda de parquímetro, o para que un buzo sepa (por la vibración) que está por llegar al límite de tiempo disponible de aire en los tanques de oxígeno, etcétera.