RELOJ ELÉCTRICO

La electricidad se introdujo de dos maneras en relojería: como fuerza motriz, por un lado, y como “oscilador”, utilizando su frecuencia, por otro. El italiano Volta inventó la pila eléctrica en 1800; otro italiano, Rami, imaginó un reloj electrostático en 1815; el británico William Sturgeon creó en 1825 el electroimán indispensable para la relojería eléctrica; otro inglés, Alexander Bain, patentó en 1840 el que se considera que fue el primer reloj eléctrico. En 1856, Louis-Ferdinand Breguet registró el primer reloj de cuerda eléctrica y en 1862 comenzaron a crearse las primeras redes eléctricas de distribución de la hora (en Suiza, en Neuchâtel y Ginebra). Pero recién a comienzos del siglo XX, con la evolución de la distribución de la electricidad a través de redes públicas, se masifican los relojes de este tipo, que utilizan la frecuencia de la corriente eléctrica para funcionar con precisión. En 1912 comienzan a ser emitidas las primeras señales radio-horas de la Torre Eiffel. Con el desarrollo de la electrónica, en 1930, el estadounidense Morrison construyó el primer reloj de cristal de cuarzo en los laboratorios Bell Telephone de Nueva York. A partir del surgimiento de los transistores, en 1948, los relojes eléctricos se redujeron en tamaño y en consumo de corriente eléctrica. En 1960 surge el primer reloj de pulsera provisto de un circuito electrónico, el Accutron. Entretanto, en 1955 aparecen los primeros relojes atómicos y en las dos décadas siguientes se asiste a la mutación en relojería de precisión de los sistemas eléctricos a los electrónicos.