MARCA

Recién en el siglo XIX se generalizó el uso de la marca en las carátulas de los relojes. Hasta ese momento, los relojes no tenían marca y los mejores relojeros firmaban sus obras en forma no visible, en los calibres, o en forma secreta, en las carátulas o cajas, ya en ese momento, para evitar falsificaciones, y no tanto como forma de publicitar su trabajo. En la Ginebra del siglo XVII, y en medio de las guerras religiosas que asolaban Europa, los relojeros hugonotes, que escapaban de Francia, no firmaban sus piezas, por temor a ser descubiertos.