(1727-1807). Nació en Neuchâtel, donde aprendió el oficio con la ayuda de su hermano mayor. Con 18 años se traslada a París. En la capital francesa desarrolló toda su carrera, que transcurrirá entre el reconocimiento de las autoridades reales y las disputas con sus colegas de ambos lados del Canal de la Mancha. Gran parte de los reproches que le dirigieron se debían a su egocéntrica personalidad y a ser considerado un simple, aunque magnífico, artesano de relojes, pero carente del saber teórico de competidores como Pierre Le Roy. Algo raro, considerando que Berthoud fue uno de los grandes divulgadores de su tiempo: escribió varios tratados sobre cronómetros marinos (su especialidad) y se cree que fue el autor de las entradas relojeras de la Enciclopedia de Diderot y D’Alembert. Berthoud fue un personaje esencial en el desarrollo de la cronometría en Francia. A él se debe la introducción de los métodos del uso del rubí, idea que trajo de Inglaterra, y la aplicación con éxito de primer escape libre (1771). A su sobrino Louis Berthoud (1754-1813) se le considera un relojero de mejor técnica. Se estima que Ferdinand Berthoud fabricó alrededor de una veintena de cronómetros en su vida.